Un desastre de albergue a un precio desorbitado.
En las fotos parecía un albergue normal, caro para lo que era, pero bueno estás en Roma.
Sin embargo, al llegar te das cuenta de hasta qué punto se aprovechan de esta situación, ya que nada más entrar vimos que el cristal de la puerta estaba reventado y en su lugar habían colocado tiras de celo.
Anuncian que tienen cocina, pero no es más que un microondas y una nevera enana para todos los que estamos allí. Muy decepcionante en este aspecto.
Además, no les importa en absoluto quién o como se usen las taquillas, por lo que muchas veces te encontrarás que la que te corresponde está ocupada y tienes que coger una en otro piso. Nosotros tuvimos que cargar con la mochila medio día porque ni siquiera quedaban.
La limpieza deja también bastante que desear. En nuestra habitación había ropa medio podrida al lado de la cama, y tienen chinches.
Lo único que salva este lugar es la chica que atiende la recepción, que si bien no puede hacer mucho, al menos resuelve.
Es una opción realmente desesperada, nada recomendable.
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